Los celos


Autor: Psicóloga Patricia Avilez 

Fecha: Enero del 2021

La vida amorosa como experiencia es un terreno inhóspito, confronta la historia de la persona, colocándola en una fragilidad ante el ser amado.

Cuando una persona percibe que otro le demuestra interés, le dedica su tiempo, mirada, espacio y confiere amor es inevitable surjan los celos, es parte de la condición psíquica son de carácter estructural, sostienen algo de la vida anímica de los sujetos y de las vicisitudes de la vida amorosa. Lo que se pone en juego es constatar que la persona tiene un lugar, una mirada amorosa la cual quiere mantener, él celoso no quiere perder lo que considera suyo, existen tres participantes el celoso, el celado y un tercero rival, una triangulación amorosa, el celoso vive una exclusión en lo imaginario, viendo al tercero en discordia como quién le quiere robar, el amor del amado. 

El amor conlleva celos nos habita deseo y algo más allá del placer llamado goce, en todo vínculo con los demás se pone entredicho el lugar, la duda neurótica ¿Qué quiere de mí? como lo son los padres, hermanos, hijos, amigos, la respuesta a la pregunta permite la sociabilidad, esto es vital en el desarrollo de la vida cotidiana, psíquica y la cultura de lo contrario quedaríamos atrapados, en un amor primitivo o primario.

 El niño se apertura a las amistades, en la vida adulta la búsqueda de un compañero, ser sociables implica cierta incomodidad, representa dejar las primeras figuras de acercamiento como son los padres o quien haga la función de padres. Existen tres dimensiones de celos, Freud, en su texto Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad, de 1922, afirma que: “Los celos, como la tristeza, cuentan entre aquellos estados afectivos que hemos de considerar normales. (…) Los casos de celos anormalmente intensos observados en el análisis muestran tres distintos estratos o grados, que podemos colocar en la siguiente forma:1. °, celos concurrentes o normales; 2.º, celos proyectados, y 3.º, celos delirantes” (Freud, 1922:2611).

Los celos denominados normales se presentan ante la duda una jugarreta del amor, están entramados en una escena amorosa infantil, que deja raíz y hace fruto al momento de amar o vincularse socialmente, entre celos y angustia va el amor porque marcan que existe otro que puede ocupar el lugar, el rival, una herida narcisista porque el amado quiere ser el único, se niega a ser uno más. Lo problemático, sucede cuando la angustia se desborda surgiendo un ser angustiante no hallando limite, deviene arrebato, agresión, precipitando actos que pueden terminar en tragedia como en la obra de Otelo donde es aniquilada Desdémona.

El celoso vive una perdida algo que le fue quitado, de alguna manera busca resarcir esa pérdida simbólica recuperar la persona amada, integrarla, devorarla, aunque para ello tenga que aniquilar, atravesado por una angustia desbordada, es importante encontrar la diferencia de los celos normales o estructurales y lo que puede ser el inicio de un malestar provocando alteraciones en la vida de las personas de ser así.

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Bibliografía
Freud, S. (1908). La moral sexual «cultural» y la nerviosidad moderna. Obras Completas: volumen 9. Biblioteca Nueva. 1ª edición (especial). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013. Traducción de Luis López Ballesteros y de Torre
Freud, S. (1922). Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad. Obras Completas: volumen 19. Biblioteca Nueva. 1ª edición (especial). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013. Traducción de Luis López-Ballesteros y de Torre.




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