La espiritualidad en el envejecimiento


Autor: Maria José Arrubarrena Rodríguez

Fecha: Noviembre del 2017

El envejecimiento es un proceso normal del desarrollo humano al que es necesario adaptarse, las características propias de la etapa de la vejez suponen cambios para la persona (físicos, psicológicos, sociales y laborales). Al igual que en todas las etapas de la vida, en la vejez se requieren recursos personales para hacer frente a las dificultades.

Uno de estos recursos personales es la espiritualidad, esto hace referencia a la concepción que cada persona tiene acerca de lo divino, lo que se espera que haya después de la muerte y el pensamiento que se tiene acerca de por qué y para qué de la vida. Estas ideas dan origen a sentimientos, pensamientos y conductas que pueden servir de apoyo en la etapa final de la vida.

La espiritualidad puede entenderse como un conjunto de sentimientos, creencias y acciones que suponen la búsqueda de lo divino, que contribuye a dar un sentido y propósito a la vida, orientando la conducta de la persona, sus relaciones interpersonales y su forma de sentir y de pensar, tanto de la realidad como de sí mismos. La espiritualidad se encuentra fuera y dentro de contextos religiosos.

Entender la espiritualidad como la búsqueda de lo sagrado implica entonces que es un proceso, de esta forma, una persona podría ser descrita como espiritual en la medida que trata de hallar, conocer, o relacionarse con aquello que percibe como divino.

Recientemente ha aumentado el interés en la espiritualidad en relación al envejecimiento debido a la gran cantidad de evidencia sobre los resultados positivos vinculados a esta práctica. Las necesidades espirituales de los adultos mayores se han vuelto una prioridad social por el aumento de la longevidad en la sociedad moderna.

En los últimos años se han encontrado diversos resultados positivos en torno a la espiritualidad en el proceso de envejecimiento relacionados a la salud física y mental, hoy en día se sabe que los adultos mayores que cuentan con una vida espiritual tienen comportamientos más sanos, esto contribuye a un menor riesgo de enfermedades, mejorando su calidad de vida. (Navas, Villegas, Hurtado, y Zapata, 2006, citado en Petersen, 2008).

Por otra parte, se ha visto que la espiritualidad contribuye a la habilidad para enfrentar efectivamente la enfermedad y los eventos vitales negativos (Lindanor, 2015). Además la espiritualidad parece proteger a los adultos mayores de la enfermedad cardiovascular y el cáncer y también parece prolongar la llegada a la invalidez (Koenig, 2001, citado en Petersen, 2008).

Distintos estudios han encontrado efectos de alivio del estrés, de la hospitalización, la enfermedad, y de las pérdidas de la vejez, asociándo la espiritualidad con una menor mortalidad en casos crónicos, pronosticando una positiva salud mental y de satisfacción vital, y un menor grado de depresión. Otros beneficios de la espiritualidad son menor temor a la muerte, amortiguación los efectos del estrés y menor aislamiento. (Rivera-Ledesma y Montero-López, 2005, citado en Petersen, 2008).

Sobre la misma línea, una investigación en pacientes geriátricos demostró que aquellos pacientes que no se consideraban como espirituales tenían niveles más altos de uso de alcohol y tabaco, así como depresión, ansiedad y cáncer, por otra parte, quienes eran activos espiritualmente, contaban con buena salud física y mental (Lindanor, 2015).

Otros estudios afirman que la espiritualidad tiene una fuerte influencia con la longevidad, el enfrentamiento a la muerte y la satisfacción vital, los adultos mayores que tienen una profunda y personal espiritualidad tienen una mayor sensación de bienestar y satisfacción vital que sus pares no espirituales (Koenig, 2001, citado en Petersen, 2008).

Es importante mencionar que la vida espiritual puede dejar de ser saludable ya que en el adulto mayor pueden surgir fuertes sentimientos de culpa, desesperanza, ira, y falta de sentido de vida. En este sentido influye demasiado la concepción que las personas tienen acerca de lo sagrado (Petersen, 2007).

Para concluir, la espiritualidad es una herramienta muy poderosa de la persona y varía dependiendo de cada quién ya que influyen la percepción, educación e ideales personales, entre otras cosas. Como se mencionó anteriormente, la espiritualidad ofrece diversos beneficios, tanto físicos como psíquicos, sin embargo, esta práctica se debe tomar con reserva respetando los límites y creencias de cada individuo.

Si deseas conocer más sobre la espiritualidad y sus beneficios en el envejecimiento, contacta a nuestros psicólogos en Puebla, en el Centro de Psicología Serenamente.

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Bibliografía: Brower, J. L. (2002). Faith, Spirituality & Aging. (2017). De Frontline: http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/livingold/etc/faith.html. Lindanor Jacó Chaves, C. A. ( 2015). Older people’s concepts of spirituality, related to aging and quality of life. doi:http://dx.doi.org/10.1590/1413-812320152012.19062014. Petersen, C. S. (2007). Espiritualidad en la tercera edad. (U. d. Palermo, Ed.) Recuperado el 13 de 11 de 2017, de Universidad de la frontera, Chile: http://www.palermo.edu/cienciassociales/publicaciones/pdf/Psico8/8Psico%2008.pdf. Petersen, C. S. (2008). La espiritualidad en el proceso de envejecimiento en el adulto mayor. (F. d. UNLZ, Ed.) doi:1668-5024. Society of Certified Senior Advisors. (2009). Spirituality and Aging. (2017). De Working with Seniors: Health, Financial and Social Issues: https://www.nap411.com/family/spirituality-a-aging/spirituality-a-aging.



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